miércoles, 16 de septiembre de 2009

Suelo abrir todas las ventanas
para que caiga el mundo
Entonces
mis meninges ofrecen un suave fru-fru
Y abro los ojos como en una verbena
Y soy contemporáneo de todos los placeres raros
Y escupo a la cara de la muerte hasta la próxima batalla
E incordio a todas las onomatopeyas
E inspiro como para tragarme el Sol
Y danzo con el último estertor de los ceniceros
Y me arrojo descalzo a los nidos de hombres
Y anillo el miedo para no perderlo de vista
y me arrodillo ante los simulacros
Y me tizno la frente con mermelada de fresa
Y le pongo un zapato a mi pena
para reírme de su cojera
E infundo sueños disfémicos
para que los llorones y las putas no se alejen de mi casa
Y sueño con tardes preñadas de literatura
Y le pongo sonajeros a mis enemigos
Y me quedo un rato en postura
Y sólo bostezo antes de gritar
Y creo que la suerte va siempre
un latido por detrás.

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